Envejecer bien: la conversación que necesitamos tener

ENVEJECIMIENTO

5/10/20243 min read

brown wooden house on lake

La soledad, criatura pública: apuntes desde “Longevidad Saludable II” hacia la vida cotidiana

Jueves 2 de octubre. Un reloj rojo marcó las 09:00 en el Centro Cultural La Moneda. La sala se llenó de investigadores, autoridades y personas mayores. No vinieron a recitar cifras: vinieron a hablar de algo profundamente humano —qué significa envejecer bien en Chile— y de una palabra que ya no podemos esquivar: soledad. El encuentro Longevidad Saludable II: Desafíos para un buen envejecer, organizado por GERO en el marco de sus 10 años, dejó una idea clara: envejecer es una tarea colectiva. La soledad no deseada no es un estado de ánimo: es un problema de salud pública que afecta dignidad, autonomía y calidad de vida.

Lo que dejó el encuentro

En la primera mesa, voces como la de Claudia Asmad, directora de SENAMA, y la investigadora María Soledad Herrera hablaron de un tema que incomoda pero que ya no se puede callar: la soledad no deseada.

No se trata de un sentimiento pasajero, dijeron, sino de un problema de salud pública que deteriora la dignidad y la calidad de vida. La conclusión fue clara: la cohesión social salva vidas. Y no se logra solo desde la política, también desde la sociedad civil y las comunidades.

Cuidados y digitalización: entre la dignidad y la exclusión

La segunda mesa nos llevó a pensar en lo cotidiano: ¿quién cuida a quienes necesitan apoyo? ¿qué significa envejecer en un mundo digital?

Marco Cornejo, de la Universidad de Chile, habló de la urgencia de dignificar los cuidados, reconociendo que la carga recae principalmente en mujeres invisibilizadas. Carolina Delgado mostró cómo la participación social protege la salud cerebral, mientras que Eduardo Toro puso sobre la mesa una paradoja: la tecnología que promete autonomía, muchas veces excluye. “La autonomía tiene que ver con dignidad”, dijo. Una frase que resonó fuerte en la sala.

El propósito que mantiene viva la chispa

En medio de estas discusiones estructurales, llegó un testimonio que bajó todo a la experiencia personal. Juan Luis Ramírez, voluntario de Fundación Más, habló de cómo el voluntariado le ha dado propósito en la vejez.

“No solo entregamos tiempo, también recibimos vitalidad”, contó. Y esa frase quedó dando vueltas como un recordatorio: envejecer bien también significa seguir siendo parte, sentirse útil, compartir lo aprendido.

La ciencia que abre caminos

El cierre estuvo a cargo de Daniela Thumala, investigadora principal de GERO. Su anuncio no fue menor: un nuevo estudio que medirá cómo el voluntariado impacta en la salud mental, el bienestar e incluso en los biomarcadores de envejecimiento.

Con la calma de quien sabe que la evidencia es la herramienta más poderosa, dijo: “El sistema de salud debe promover el voluntariado porque mejora la salud física y mental, mantiene la funcionalidad y representa un ahorro en costos de cuidado.”

Una conversación que no puede esperar

El conversatorio terminó poco después del mediodía, pero dejó la sensación de que algo más comenzaba. Que hablar de longevidad saludable no es solo cuestión de expertos: es preguntarnos qué sociedad queremos construir para cuando nos toque envejecer.

La soledad, los cuidados, la digitalización y el propósito no son temas accesorios. Son la base de un futuro en que la vejez no sea una carga, sino una etapa plena.

En GERO lo dijeron con claridad: envejecer bien es tarea de todos.

¿Qué podemos hacer hoy? (micro-acciones con impacto)

  • Presencia mínima: llama a una persona mayor sin pedirle nada. Cinco minutos pueden ser el hilo que falta.

  • Puente digital: acompaña un trámite (claves, apps de salud). Escribe los pasos y déjalos impresos para la próxima vez.

  • Cuidado del cuidador: ofrece una hora de respiro a quien cuida. Cuidar sin descanso también enferma.

  • Propósito compartido: súmate a un voluntariado cercano o crea uno micro: leer en voz alta, pasear, enseñar una app, acompañar a un control médico.

Diseño y política: del gesto a la infraestructura

  • Servicios que incluyen: simplificar pasos, botones legibles, contraste alto, asistencia humana y opciones presenciales. La autonomía no es “hacer todo solo”; es poder decidir porque el entorno lo permite.

  • Barrios que convidan: plazas activas, centros de día, pasillos conversables, ferias, transporte amable. La cohesión social también se diseña.

  • Medición y aprendizaje: replicar lo que funciona (derivaciones sociales, plataformas relacionales con soporte humano) y medir su impacto en bienestar, funcionalidad y uso de servicios críticos.

Para cerrar (y abrir)

Salimos de “Longevidad Saludable II” con la sensación de que algo empieza. La soledad no deseada tiene respuesta: presencia, cuidado, diseño y propósito. El resto del mundo ya deja huellas; Chile tiene con qué.
En GERO lo dijeron claro y aquí lo bordamos con hilos rojos: envejecer bien es tarea de todos. Y si la soledad es una criatura, no se la derrota con discursos, sino con presencia.

Caja práctica

Tres preguntas para hoy

  1. ¿A quién puedo llamar esta semana “sin motivo”?

  2. ¿Qué trámite digital puedo traducir para alguien cercano?

  3. ¿Qué espacio de mi barrio podría volverse punto de encuentro con una actividad simple?

Tres frases para recordar

  • “Lo que no se ve, pesa.”

  • “La autonomía tiene que ver con dignidad.”

  • “No sólo damos tiempo: recibimos vitalidad.”